Tasca Camesa, Olea, Cantabria
14 de abril de 2007
2€
El folk y el románico nos llevaron al Valle de Olea y a la montaña palentina.
Nos apetecía especialmente llegar hasta la Tasca Camesa. Organizan múltiples actividades relacionadas con la cultura popular entre las que destacan los Encuentros de Rabelistas. Sus programas son verdaderamente variados y atractivos, sentimos sana envidia de los que sí han podido acudir y trataremos de encontrar un hueco para su próxima edición.
Debido a algunos percances menores, propios del viajero, llegamos cansados a nuestro retiro de Aguilar de Campoo pero por suerte recobramos el ánimo para llegarnos hasta Olea. El conjunto del valle merece ser visitado por su sosiego, paisajes y lugares de interés. Sin duda, prepara para llegar hasta la Tasca Camesa. El salón de usos múltiples estaba a rebosar de público. La presentación resultó larga pero las referencias a la efeméride del día (14 de abril) y su conexión con la primavera y el romanticismo actuaron como premoniciones del carácter del concierto.
Vino de la Casa es un proyecto del maestro Toquero y de la “brasileña de Fromista” (Fernanda Freitas) para el que han reclutado al rabelista Alfonso Ahumada, por lo demás multi-instrumentista (incluido el “contrabalde” tocado también por Eusebio Mayalde, neologismo rural de Jose María Silva, que se puede ver en el vídeo), y Alba Gutiérrez (ya alabada en este blog mediante el mismo recurso utilizado por Toquero: “sabe cantar y sabe bailar, sabe tocar la pandereta…”). Suena “sano”, suave, sencillo y elegante. La flauta juega con el rabel y la pandereta y se deja acompañar de la guitarra. A ellas se unen las voces de Alba Gutiérrez y el descubrimiento para nosotros de la voz de Almudena López que actuó como invitada y colabora en el disco. Sin embargo, el ambiente irrepetible no se hubiera producido sin el entorno (con tarabitas en el techo incluidas), el público (que cantó con emoción alguno de sus cantos más queridos) y la presencia del inefable Silva (José María Silva, Dulzaineros de Campos) y sus acompañantes (en su despedida de soltero). Hubo tiempo para un solo de Albita como rabelista (al estilo purriego o “purriegu”) y para un pasodoble (también en el disco). Por nuestra parte, procuramos integrarnos en el espectacular paisaje interior como camaleón agazapado pero no nos resistimos a cantar a todo pulmón aquello de “A la orilluca del Ebro, en el Valle de Campoo, tengo mi casuca blanca y en ella tengo a mi amor”, entre otras.
Compramos el disco (de adquisición obligada) y esperamos que nos lo firmen en uno de los muchos bolos que seguro harán por que se lo merecen. Nos llevamos también un ramito de flores del lugar que había preparado la organización… ¡¡VIVA EL VALLE DE CAMPOO!!
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